versiculos biblicos





Muchas son las aflicciones del justo,
Pero de todas ellas le librará Jehová.
Salmos 34:19


Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo;
y si por los ríos, no te anegarán.
Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.
Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel, soy tu Salvador...´
Isaías 43:2


Jehová te pastoreará siempre,
y en las sequías saciará tu alma,
y dará vigor a tus huesos;
y serás como huerto de riego,
y como manantial de aguas,
cuyas aguas nunca faltan.
Isaías 58:11


¿Quién nos separará del amor de Cristo?
¿Tribulación, o angustia,
o persecución, o hambre,
o desnudez, o peligro, o espada?
Romanos 8:35














Echad vuestra ansiedad sobre el,
porque el tiene cuidado de vosotros.

1 Pedro 5.7



Gustad, y ved que es bueno Jehová;
Dichoso el hombre que en el confía.

Salmo 34.8



Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón;
y salva a los contritos de espíritu.

Salmo 34.18








Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.


Juan l6.33






Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.


2 Corintios 12.9






¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.






Romanos 8. 33-34








Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;


Efesios 2.8








  ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
     Como está escrito:
    Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
    Somos contados como ovejas de matadero. m
    Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
    Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir,
    ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.


Romanos 8.35-39




















1 Corintios 13


Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe.  Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregase mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve.

  El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;  no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor;  no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.  Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.

  El amor nunca deja de ser; pero las profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará.  Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos;  mas cuando venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará.  Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, juzgaba como niño; mas cuando ya fui hombre, dejé lo que era de niño.  Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido.  Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.






Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.  Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.  Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado.  Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.  Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.  El que en mí no permanece, será echado fuera como pámpano, y se secará; y los recogen, y los echan en el fuego, y arden.  Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho.  En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.  Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor.  Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.  Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado.  Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.  Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando.  Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.  No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé.  Esto os mando: Que os améis unos a otros.
Juan 15.1 - 17




Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino nuevo y vivo que el nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura.
Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió.
Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto mas, cuanto veis que aquel día se acerca.

Hebreos 10.19-25